¡Cucu..tras!

Habían caminado juntos tantos años, realmente, desde que la  naturaleza había empezado a cambiarlos.
 Nunca supieron explícitamente de la existencia del otro y sin embargo eran indisolubles, no podía creer no ser uno, pues no se conocían.
Cuando se miraba al espejo la figura era igual para ambos y ambos decían ese soy yo, pero solo cuando el silencio llenaba su cabeza y su memoria recordaba lo pensado y sentido comprendía que otro yo muy distinto ocupaba el mismo cuerpo.
En su interior una caída libre se producía pero, aún no sentía terror no se conocía.

Los mejores deseos

Que no penetre el viento,

que no te cale el agua,

que todo los que quiera entrar

no rompa tu templanza.

Que el tiempo no te seque las ganas

de ser olas, huracán y espiga.

Que solo salga brisa,

que mojar puedas hacia fuera con tu alma

y que si de ti emana algo,

solo sea lo bueno de tú casa.

Los chupadores de sombra

Me resistía a creer en su existencia, siempre pensé que cualquier parecido con otra sombra conocida era por mi falta de atención. Pero sucedió, mientras reconocía perfectamente la sobre que proyectaba otra persona, me dí cuenta que era la mía, mire a mi alrededor y no encontré mi prolongación, ¿como había osado tomar mi sobra? para proyectarse ante los demás, ahora solo me quedaba esperar que los demás se dieran cuenta del engaño y que mi sombra quisiera regresar a mí. Algo me tranquilizó cuando pensé que era imposible mantener una sombra que no sea la propia durante mucho tiempo.

Por supuesto pensé que debería haber reconocido antes a los chupadores, aunque en ocasiones viene camuflados de silencio y falta de estilo, con una sombra mediocre pegada a sus talones que solo te toca si estas muy próximo, por esa razón parecen inofensivo.

Moraleja, cuida muy mucho de que se alineen con tu sombra, pueden robarla.

Las sombras

Guardaespaldas... o carceleros, en cualquiera de los casos, si no le importa la sombra que se proyecta sobre su ser ¿a quien le va a importar?.
Uno siempre puede pensar que está acompañado, aunque sea por ellas, estas pueden no dejarte ver lo que no quieren que tú veas.

La acuarela blanca

Ya sé donde estaba mi acuarela blanca, llena de luz y necesaria para poder pintar las cosas de mi interior, ...está en la risa de mis hijas.